Un mal día

Todos tenemos a veces «un mal día»… amanecí de mal humor, o tuve algún problema nada más levantarme, o nada más salir de casa… o llego al trabajo y la agenda está repleta, y yo apenas he dormido… o casi antes de sentarme ya me plantean la primera exigencia… y así van varios días…

Todos tenemos a veces «un mal día»… para cada uno de nosotros, distintas cosas pueden hacernos calificar así un día.

Pero tengo que plantearmelo:

Por muchos problemas que tenga, por muy cansad@ que esté, por triste que me sienta…
que me lo recuerden y repitan… no hace que todos esos problemas disminuyan ni mejoren… entonces…
¿por qué me lo repito yo?

– Si puedo hacer algo AHORA por solucionar alguno de mis problemas, me pongo, si no… lo aparco, para cuando de verdad pueda ocuparme de ello.

– Si puedo parar y descansar ahora, lo hago, consciente de que eso es lo que necesito hacer, sin permitirme pensamientos de «no debería»; si no es así, y ahora no puedo, planifico cuándo lo voy a hacer, y hasta entonces.

– Si puedo encontrar cualquier cosa positiva en que fijar mi atención, lo hago, cualquier cosa que SI funciona en mi vida, que SI va bien, entonces mi tristeza estará menos presente, porque estaré prestando atención a cosas más positivas.

Y SOBRE TODO:

Tengo que tener claro que mi ánimo modifica mi visión de las cosas:
si estoy de malas, si me siento cansad@ y triste, entonces las cosas me parecerán peores, más difíciles, los problemas más grandes y más numerosos; mientras que si estoy animad@, los pequeños problemas parecen no tener importancia, y lo «normal» a veces puede parecer hasta mucho mejor de lo normal.

No puedo olvidar esto, si me siento triste, si veo problemas a mi alrededor, si me siento superad@ por la situación, agotad@… ¿será que las mismas cosas, vistas con otro ánimo, me parecerían distintas?

Me siento triste… ¿porqué me dicen que salga… que haga cosas…?

Hay días… o temporadas… en que nos sentimos tristes, desanimados… incluso puede que algo más… y nuestros amigos, familiares, hasta los profesionales, ¿nos recomiendan salir, hacer actividades, relacionarnos con gente? ¿Por qué? Si no siento ganas, no tengo fuerzas para ello… ¿por qué es este el consejo que me dan?

Resulta que cuando llevamos a cabo una actividad agradable, nuestro cerebro libera una sustancia llamada dopamina. Esta sustancia tiene relación con nuestro estado de ánimo; cuando estamos deprimidos, la producción de dopamina de nuestro cerebro es menor; y cuando estamos más animados nuestro cerebro produce mayor cantidad. Evolutivamente, se considera que la producción de dopamina estaría relacionada con la repetición de conductas y/o actividades que pudieran ayudar a la supervivencia de la especia, como comer o tener sexo. Con el tiempo, el ser humano ha evolucionado hasta producir dopamina también ante otras actividades que no parecen tan determinantes para la supervivencia, pero que sin embargo también son importantes, como puede ser hacer manualidades, u otras actividades que nos hagan experimentar distintos tipos de placer.

¿Por qué resulta importante saber esto?

Pues porque de esta manera podemos entender como las actividades que decidamos llevar a cabo pueden modificar nuestro estado de ánimo. A veces pensamos que estamos indefensos ante la variabilidad de nuestro ánimo:
– si me siento deprimid@, me siento así, no puedo hacer nada por cambiar lo que siento
– si me están ocurriendo cosas que son duras y me entristecen o me deprimen… no puedo hacer nada por cambiarlo, es la vida que me rodea la que me hace sentir tan mal.

Pues resulta que no, no estamos totalmente indefensos ante nuestro sentimientos.

¿Y cómo sé qué actividades son las que me van a hacer sentir mejor?

Cualquier actividad que pueda provocar un cierto placer en el individuo es la que puede hacer que nuestro cerebro libere dopamina, eso es lo que hace que sintamos el «subidon» ante ciertas actividades: dar un paseo, reír en una fiesta, recibir un comentario agradable, contemplar un espectáculo que nos emocione, encontrar un@ amig@ a quien hace tiempo que no vemos… A veces incluso esta sensación positiva se puede experimentar al revivir recuerdos agradables.

Las situaciones sociales, por ejemplo, pueden provocar con facilidad esa liberación de dopamina, y es por eso que tendemos a querer repetirlas.

Para hacernos una idea, podríamos decir que la dopamina puede ser considerada un «antidepresivo natural», una sustancia que mejora nuestro estado de ánimo, pero que podemos producir nosotros mismos, sólo tenemos que encontrar las actividades que nos sean preferidas.

Cada uno puede probar, y por ensayo y error, elegir y descartar aquellas actividades que más «antidepresivo natural» produzcan, y por supuesto, dedicarse a repetirlas. Cuantas más y más variadas sean, más posibilidades tenemos de poder ocupar un mayor porcentaje de nuestro día a día con «dosis de antidepresivo»… sin efectos secundarios…